A pesar de que las cervezas agrias están muy de moda, el estilo Flanders Red Ale sigue sin ser particularmente conocido, pues son las Lambics, Fruit Lambics, Gueuzes y Berliner Weisses quienes se están llevando la mayor parte del pastel. Pues bien, para equilibrar un poco la balanza hoy os presentamos una Flanders Red Ale, y no una cualquiera, sino una que ha recibido numerosos premios y es considerada uno de los paradigmas de este estilo: la Rodenbach Grand Cru. La Brouwerij Rodenbach fue fundada en 1836 por la familia homónima en la localidad de Roeselare, ubicada en la provincia belga de Flandes Occidental, cuna del estilo Flanders Red Ale. Y es que de hecho, según algunos expertos, aunque esta forma de elaborar cerveza ya era tradicional en la zona con anterioridad, la cervecera Rodenbach fue la primera en acuñar el término Flanders Red Ale, con el objetivo de diferenciar sus cervezas de otro estilo similar, las Oud Bruins, que se caracterizan por ser más maltosas y menos ácidas, y son originarias de Flandes Oriental. Sea como sea, el caso es que en Rodenbach se han especializado en este estilo, y lo decimos en el sentido más estricto del término especializarse pues, aparte de algunas cervezas que elaboran con frutas, todas sus referencias son Flanders Red Ales. De entre ellas, Grand Cru es la más conocida y una de las más premiadas. Como corresponde a su estilo, se elabora por un proceso de fermentación mixta en el que participan principalmente levaduras de los géneros Saccharomyces y Brettanomyces, y bacterias del género Lactobacillus. Las Flanders Red Ales son consideradas las más vinosas de las cervezas, y buena parte de este carácter lo adquieren durante su prolongado periodo de envejecimiento en barricas de roble. Tras esta fase de maduración, la cerveza envejecida se mezcla con cerveza más joven para obtener el equilibrio deseado. Sin duda se trata de un procedimiento complejo y laborioso, pero el resultado merece la pena.
La Rodenbach Grand Cru es una cerveza muy turbia, de un intenso color castaño oscuro con tonos rojizos. Al servirla apenas forma una fina capa de espuma jabonosa y de color beige claro que no resulta muy persistente. En cuanto nos acercamos a la copa, nos deleita con un intenso aroma vinoso que nos transporta a una bodega fría y húmeda, llena de barricas, y que se complementa con un toque de frutos rojos. En boca resulta muy bebible, con un cuerpo ligero y un sabor muy característico, marcado por una acidez punzante, aunque moderada en comparación con otras cervezas agrias, que se equilibra con notas dulces y afrutadas. En el paladar predominan claramente las notas frutales, especialmente uvas y frutas rojas.
Sin duda estamos ante una gran cerveza agria, ideal para los amantes de este tipo de estilos, pero también para los que se inician en los mismos, gracias a su gran calidad y al carácter relativamente moderado de su acidez. Para acompañarla, os recomendamos quesos cremosos como el Brie o el Camembert.
Estilo: Flanders Red Ale
ABV: 6,0 %
Amargor: 35 IBU
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