miércoles, 24 de enero de 2018

Guinness Original, un guiño histórico de la marca más famosa del mundo


Hoy toca probar un verdadero clásico, Guinness Original, una de las Dry Stouts de la marca que ha popularizado este estilo de origen irlandés por todo el mundo. Y es que en Irlanda cerveza es casi sinónimo de Guinness, y en el resto del mundo Guinness es sinónimo de Irlanda, y viceversa. Pocas cervezas, por no decir ninguna, tienen un carácter tan simbólico y un vínculo geográfico y social tan marcado como Guinness, en parte porque pocas han tenido o tienen un marketing tan bueno como el de esta marca. Tanto es así que la Guinness Storehouse, el museo ubicado en St. James's Gate, en pleno centro de Dublín, junto a la fábrica fundada en 1759, es la mayor atracción turística de la ciudad. Una de las señas de identidad de Guinness es que todas sus cervezas se siguen elaborando en St. James's Gate, pero la verdad es que se consume demasiada Guinnes alrededor del mundo como para que esto sea totalmente cierto. Según cuentan (ojo, no tenemos información precisa ni verificada respecto a este punto), en la vieja fábrica de Dublín se elabora un concentrado de mosto que después es distribuido a diferentes cerveceras de todo el mundo, donde es diluido para luego llevar a cabo el proceso de fermentación. En el caso de la cerveza que probamos hoy, su etiqueta indica que ha sido producida en Bélgica, eso sí, "bajo la supervisión" de Guinness & Co. Dejando a un lado los detalles acerca de su procedencia, la Guinness Original es una Irish Dry Stout al igual que la archiconocida Guinness Draught, el paradigma de este estilo, de la cual la separan sutiles diferencias. Según Guinness, esta cerveza está basada en una receta de 1821, la Guinness Superior Porter, precursora de todas las Guinness que conocemos hoy en día.

Se trata de una cerveza de color caoba intenso, casi negro, con reflejos rojizos. La espuma, de color canela, es más bien escasa y desde luego muy poco persistente. En nariz encontramos un aroma marcadamente maltoso, agradable aunque sin ser nada espectacular. Predominan el regaliz y el torrefacto, acompañados de notas de cacao, café y caramelo, además de un ligero toque de frutas rojas. La sensación en boca es de cuerpo entre medio y denso. En cuanto al sabor, la entrada se caracteriza por un marcado dulzor maltoso, mientras que el final es amargo y seco con recuerdos a cacao. En general, notas de cacao, torrefacto, regaliz, café y pan son las que dominan en el paladar.

En fin, no es ninguna obra maestra pero tampoco está nada mal, se trata de una cerveza perfectamente correcta para su estilo. Hay varias posibilidades muy diferentes para maridar este clásico, desde guisos de carne a postres a base de chocolate, sin olvidarse de la sorprendentemente buena pareja que hacen algunos mariscos con las Dry Stouts.

Estilo: Irish Dry Stout
ABV: 5,0%
Maltas: Malta de cebada y cebada tostada

2 comentarios:

  1. Yo creo que para probar esa cerveza de verdad hay que irse a un buen pub en Irlanda. Seguro que sabe mucho mejor.

    Saludos!

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    1. Correcto, aunque no exactamente, porque allí lo que te tomarías sería una pinta de la auténtica Guinness Draught. Y sí, es otro nivel. Ayudan mucho el elevado consumo (siempre fresca), la forma de servirla (calculada milimétricamente y perfectamente ejecutada por cualquiera que ose llamarse camarero en ese país) y el meticuloso mantenimiento de las líneas. Al margen de eso, Irlanda es una maravilla, así que viaje más que recomendado!

      Saludos!

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