Hoy os proponemos una Weizenbock (o Wheat Dopplebock), el estilo más potente de cerveza de trigo. Y viene de la mano, nada menos que de Schneider Weisse, los padres de la mítica Aventinus, considerada la cerveza más representativa de este estilo aunque en su elaboración toman parte procesos propios de otro estilo, las Eisbock. Pero la TAP5 no es una Aventinus, desde luego no es una Eisbock, y la verdad es que ni siquiera es una Weizenbock al uso, es casi un estilo propio: Hopfenweisse. Que en alemán significa algo así como cerveza de trigo lupulada, un concepto que nos hace pensar inmediatamente en las American Style Wheat del otro lado del Atlántico. Y no andamos del todo desencaminados, porque esta cerveza nace de la colaboración entre Hans-Peter Drexler (maestro cervecero de Shneider Weisse) y Garrett Oliver (maestro cervecero de Brooklyn Brewery, New York). Pero ojo porque la cosa no acaba aquí, y es que la TAP5 no es el único fruto de este proyecto a dos bandas, ya que Brooklyn Brewery también tiene una cerveza basada en este mismo concepto, la Brooklyner-Schneider Hopfen-Weisse. La idea de estos dos maestros y buenos amigos fue la de una colaboración peculiar, según cuenta la web de Brooklyn Brewery, en la que ambos se intercambiarían sus factorías para crear dos cervezas del mismo estilo (Weizenbock lupulada) pero utilizando diferentes lúpulos para dar a cada una un sabor distinto con el carácter propio de las cervezas locales. Es decir, Oliver viajó a Alemania para crear esta cerveza usando lúpulos alemanes, y Drexler viajó a EEUU para crear la versión de Brooklyn con lúpulos americanos. Lo que viene a ser un "Tú a Londres y yo a California" (casi) en versión cervecera, aunque el intercambio no fue simultáneo y ambos colaboraron en la elaboración de las dos cervezas.
En cualquier caso, la TAP5 Meine Hopfenweisse es una delicia para los sentidos. Tremendamente turbia, hasta ser casi totalmente opaca, es de un intenso color pardo anaranjado, mucho más claro que el de la Aventinus. Bastante carbónica, forma una espuma blanca muy persistente que manchará las paredes del vaso hasta el final. Su aroma es intenso, floral y dulzón con algunas notas de fruta y levadura. En boca es una cerveza con muchísimo cuerpo, casi cremosa, y de sabor muy intenso. A pesar de la importancia que tiene el lúpulo en su aroma, el sabor amargo es bastante leve, tal vez debido a que el aroma se lo proporciona el añadido de lúpulo en seco, es decir, durante la fermentación. Domina por tanto un sabor dulce con infinidad de matices entre los que se pueden distinguir frutas, sobre todo drupáceas, levadura y un toque que recuerda incluso a miel. Su regusto dulce y seco es muy duradero, deja el paladar escudriñando su peculiar sabor a la espera de un nuevo trago en el que seguir disfrutando su complejidad.
Esta cerveza tan peculiar puede combinar bien con carnes o platos picantes, aunque nuestra recomendación es tomarla acompañada de un buen queso de sabor fuerte. Una "merienda" ideal para disfrutar mientras veis una buena película, serie o vuestro deporte favorito en una tarde tranquila.
En resumen, una cerveza capaz de marcar un estilo, diferente, única... Bueno, en realidad hay dos... ¡Qué ganas de probar la Brooklyn!
ABV; 8,2%
Amargor: 40 IBU
Lúpulos: Entre otras cosas, lupulada en seco con Hallertauer Saphir
Maltas: 50% cebada y 50% trigo
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